domingo, 1 de noviembre de 2015

Evangelio de la Solemnidad de Todos los Santos

 
Evangelio según San Mateo 5, 1-12.
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron."
 
Comentario del Evangelio por: Santa Catalina de Siena (1347-1380), terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa. El Diálogo, c. 41
 
«Creo en la comunión de los santos» (Credo)
 
    Dios ha dicho a santa Catalina: El alma justa que acaba su vida en caridad y ligada con el amor, no puede crecer en las virtudes, porque pasó el tiempo; pero puede amar con aquel amor con que viene a Mí, y con esta medida será medida. Así es que siempre me desea y cada vez más, pero no queda frustrado su deseo, sino que, teniendo hambre, se sacia, y saciándose tiene hambre; pero el hastío está muy lejos de esta hartura y la congoja del hambre. En el amor gozan mi eterna visión, participando aquel bien que Yo tengo en Mí mismo, y doy a cada cual según su medida de amor con que vinieron a Mí, porque vivieron en mi caridad común y la particular, que dimana de una misma.

    Ellos se gozan y alegran, participando del bien los unos de los otros con el afecto de la caridad, además del bien universal con que todos se huelgan. También se regocijan y alegran con los ángeles, entre quienes fueron colocados según las diversas y varias virtudes que tuvieron en el mundo, estando todos unidos con el vínculo de la caridad. Tienen singular participación con aquellos a quienes amaban en el mundo con singular cariño, por cuyo amor crecían en gracia, creciendo en virtud, y uno daba motivo al otro de manifestar la gloria y alabanza de mi nombre en ellos y en el prójimo. Por dicha suya, en la vida eterna, no pierden, antes bien, conservan dicho amor, participando estrechamente con mayor abundancia un amor del otro, añadiéndoseles esto al bien universal.