El Hermano Mayor y su Junta de Gobierno de la Hermandad
desea agradecer a todos los que hicieron posible que María Santísima del
Silencio estuviera en las calles de su Jerez.
A las Hermandades de Padre Pío de Sevilla, Nazareno de Lora
del Río y Desamparados de Cádiz. Sin vuestra ayuda y generosidad, nada de lo
vivido en estos días hubiera sido posible.
Mención también al Señor Obispo, nuestros queridos Padres
Mercedarios, Unión de Hermandades y al Ayuntamiento de Jerez por todas las
facilidades mostradas hacia nuestra corporación.
En el apartado musical, agradecer tanto a la Banda de Música
Juan Aguilar de El Bosque, quien nos acompañó en el traslado hasta la Basílica
de Nuestra Patrona, como a la Sociedad Filarmónica de la Albaida, por poner sus
sones tras nuestra Madre en la jornada de la Magna. También mencionar a la
Banda de Cornetas y Tambores Redención de Benalmádena. Vuestro trabajo y
profesionalidad hicieron que estos días fueran más especiales. Como decía San
Agustín "Quién canta, reza dos veces". En este caso no era canto en
sí, pero la música lleva a Dios.
A Jorge Márquez y los componentes de Quejio Andaluz y
Rocieros del Pino por su magnífica plegaria a María Santísima del Silencio.
Cuando las cosas se hacen con el corazón, llenan el alma.
Por supuesto al gran equipo de capataces y costaleros que
pasearon a María Santísima del Silencio con un señorío y un saber hacer de
sobresaliente. Un cariño hacia María, que se demostró en cada chicotá y que
tuvo su punto álgido en la recogida, ya en Picadueñas.
Por último, pero no por ellos, menos importante, a todos los
hermanos y devotos que habéis participado de una u otra manera para que este
sueño se hiciera realidad. La Hermandad es de todos y entre todos la hacemos
grande. Siempre están las puertas abiertas para estar junto al Señor de la
Misión Redentora y su Santísima Madre.
Gracias a todo el pueblo de Jerez por el cariño que nos ha
transmitido y que jamás olvidaremos.
Los días 18 y 19 de octubre, quedarán por siempre en los corazones de los misioneros.